jueves, 18 de julio de 2013

Degustando Canena




Hace unos días, he tenido la satisfacción de presentar en Canena el libro que recopila su recetario de cocina tradicional, una obra coral de la Asociación de Mujeres “El Cerro”, presidida por Mari Ángeles Molina Godoy y que culmina un trabajo ilusionante de varios años en el que ha quedado patente no sólo el interesante compendio gastronómico de Canena, sino el buen hacer colectivo de la asociación que lo ha hecho realidad.
  
A la cocina desde sus raíces populares, y a la gastronomía, desde sus aspiraciones intelectuales, se les ha  tenido, hasta no hace mucho, como las cenicientas del acervo cultural, tal vez por la resistencia que ha mostrado siempre lo que podríamos denominar como la oficialidad culta a reconocerle una mínima pátina de Cultura (con mayúscula) a todo lo que huela a lúdico y popular.  Los motivos de esto habría que buscarlos en la herencia judeocristiana que conforma nuestras entretelas culturales, que nos presenta la vida como el “valle de lágrimas al que hemos venido a sufrir”, donde todo lo susceptible de producir placer, o es pecado, o está prohibido, o engorda. Es la sempiterna confrontación dialéctica del hedonismo “pecaminoso” versus la penitencia “jorobante”.
           
La gastronomía tradicional, hoy por hoy, en el que la oferta turística es cada vez más amplia y la motivación de los viajeros para elegir un destino puede deberse a atractivos singulares y propios de la cultura de cada territorio, reclama su papel como patrimonio cultural en el que los sabores acuñados en los fogones anónimos de nuestra historia compiten en legitimidad cultural con los paisajes renacentistas perfilados por Vandelvira, por ejemplo. No es menos patrimonio cultural de Canena sus tradicionales “tortas doblás” de la festividad de Todos los Santos que el impresionante castillo renacentista que la preside.

Trabajos como el libro “Degustando Canena” no sólo enriquecen nuestro patrimonio cultural, sino que nos permite descubrir en todos sus matices la emoción que produce desgranar los sabores que guarda cada paisaje. A fin de cuentas la gastronomía tradicional no es otra cosa que la Historia que puede paladearse.


Publicado en Diario JAEN el martes 16 de julio de 2013

(@suarezgallego)

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